martes, 26 de mayo de 2009

GUSANOS

Criaturas rastreras. Completamiente ciegas con un único propósito, acabar con nosotros. Son nuestro final. Y lo saben. Es inutil que nos esforcemos, están ahí esperando su momento. Escondidos en las entrañas de la tierra y en nuestra entrañas, esperando su oportunidad. Sólo tiene que esperar, esperar a nuestro último suspiro, y empezar entonces su obra de destrucción, ciegos, insensibles, avanzando, devorando nuestras entrañas, nuestros ojos, nuestro cerebro. ¿Y después que?
La nada.

lunes, 25 de mayo de 2009

Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo.
Enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre.
31 de marzo de 2004. Sol radiante. Cielo azul. Atocha magnífica.
Mi nuevo hogar, una habitación, en un piso compartido con 2 personas que no conocía.
Primer día en el trabajo. Viaje en tren, acurrucado en una esquina sin libertad de movimiento. Lento yo. Rápidos ellos. Para que correr, si hay un tren cada 3 minutos. Cada 3 minutos y corren, están locos! Zapatos sucios. Después el metro, más de lo mismo, pero con más calor, más prisas (?) con un metro cada minuto, uno por minuto, dejándolos pasar, porque estaban demasiado llenos. Pero todos estaban igual, así que al final a empujones para dentro. Recuento rápido: 100-120 personas por vagón, con 8 vagones por metro, hacen 800-960 personas por metro, así que en unos 10 minutos se habría desalojado mi pueblo. Curioso cuando menos.
Dos escaleras mecánicas, una llena de gente, en doble fila, atascados unos corriendo otros. Al otro lado de anden otra escaler, vacía. ¿No la ve nadie?
Mayo de 2009. Ya no van tan rápidos. Primero el metro, para enlazar con cercanias y el bus para terminar. Subo al primer vagón, así las escaleras de acceso al andén están más cerca. Y luego el último vagón del tren, que para en la rampa de la estación para salir por la puerta lateral izquierda donde entregan el 20 minutos y que va mas directa al autobus. Por los pelos, suerte que el tren se ha retrasado un minuto en Atocha. Así que hoy llego bien. Vuelvo por Avenida de América para pasarme por el Consejo y terminar unos trabajos de prensa. Al acabar de compras al súper antes de que cierren. Otra vez me invitan a terminar la compra. A casa con las bolsas. Preparo la comida para mañana, y el vino para la cena de mañana en la ciudad del Monstruo, para salir directo después del curso de ADR a ayudar al anfitrión a preparar las mesas mientras vemos como el jefe tira las cervezas (muy bien por cierto). Vaya, no he podido limpiar los zapatos. Mañana en zapatillas.

jueves, 14 de mayo de 2009

EL CAPITÁN CHALCHICHA

El no lo sabía, pero tenía super-poderes. No se trataba de una fuerza extrema o una agudeza visual exquisita, ni siquiera era capáz de correr 50 metros sin tener que sentarse a descansar, sudando y jadeando como si tuviera 70 años. Pero es que tenía 70 años.
Todos los días se levantaba temprano, desayunaba el vasito de leche caliente con "Eko" que le preparaba su mujer y salía a revisar el estado de las obras. Tenía la suerte de vivir en Madrid, en el tiempo en que Gallardón pasó a ser el alcalde, después de abandonar la presidencia de la Comunidad de Madrid, así que no le faltaban zonas de inspección. Pudo ver como soterraron la M-30, como la drenaban cada vez que llovía, vio crecer rascacielos en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, el cierre de la M-50, las obras de la Ciudad Olímpica, los aparcamientos subterraneos por toda la ciudad, las ampliaciones de Metro y Cercanías Renfe, la reconstrucción del Edificio Winsor y tantas otras obras.
Después de la inspección ocular y constatar que las obras iban a buen ritmo volvía a su casa a comer, para después de su minúscula siesta acercarse al "desgüace", como el lo llamaba, al Club de Jubilados, a leer novelas del oeste y a jugarse los pacharanes al tute o al mus. Después a casa, a ver la tele un ratito y a la cama tempranito.
Fue en una de sus inspecciones rutinarias por las obras del lugar cuando descubrio sus super-poderes. En concreto paseaba por el Barrio del Pilar, donde acababan de ampliar la zona de estacionamiento limitado (O.R.A.) y observaba como los vecinos protestaban y se dedicaban a repintar las líneas de los aparcamiento de color rosa chicle. Pensaba para sus adentros, y decía para sus afueras, que teniendo la posibilidad de pintar las líneas de 16 colores (todo el mundo sabe que los hombres no saben distinguir más de 16 colores, de hecho la gran mayoría no saben cual es el color fucsia, ni siquiera saben como se escribe, así que para que hablar del color burdeos, del color champagne y demás) como coño se les ocurría pintarlas de rosa. Mariconadas! repetía a todo el que le mirara.
Rumiando en sus fueros internos la elección del color rosa avanzaba hacia la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, y a la altura del Parque de Bomberos le parecio que le sería imposible seguir subiendo por la calle, tenía la impresión de que la calle estaba más torcida que de costumbre. Así que se quedó parado en medio de la acera y miró a su alrededor, y realmente sintió como si estuviera fuera de si mismo, sintió como se elevaba. Pensó que se habia muerto, que le había dado un infarto mientras caminaba, y que su alma se separaba de su cuerpo y subia al cielo. Maldijo al color rosa, al que hizo responsable de su muerte. Mariconadas!
Se quedó suspendido sobre si mismo, y cuando miró alrededor vio que todos estaban quietos, nadie se movía, nada se movía. Entonces se fijó en unas cosas que no había visto nunca, en la calle, aproximadamente en el centro de la calzada había una línea blanca, suspendida aproximadamente a un metro y medio del suelo, con flechas en uno y otro sentido, y junto a ella el nombre de la calle, escrito en letra negra y suspendido a la misma altura. Y se dió cuenta que si se acercaba volando, y con las piernas hacia atrás, inertes, y tocaba en la flecha con sus dedos avanzaba en la dirección de la flecha. De este modo se podía desplazar de un sitio a otro sin cansarse en absoluto.
Estupefacto por su descubrimiento dejó de pensar en el color rosa y volvió a su cuerpo, que curiosamente se había desplazado con él al punto al que había viajado. Descubrió así nuestro amigo, que se autodenominó "Capitán Chalchicha", simplemente porque le encantaban los bocadillos de "chalchichas" (desde que le pusieron la dentadura postiza no vocalizaba demasiado bien: comia chalchicas, chalchichón y chorizo) , que cuando pensaba en el color rosa podía salirse de si mismo y viajar de este modo. Mariconadas! Precisamente tenía que ser el color rosa.
En este punto el Capitan Chalchicha se planteó que uso podría darle a estos super-poderes, además de ir a comprar el pan y visitar todas las obras. Pero esta es otra historia y debe ser contada en otra ocasión

viernes, 1 de mayo de 2009

GRITA!

Tengo que desahogarme. Hay un par de cosillas que me corroen y no puedo callarme más:
1)La mujer escocesa que es fea y canta bien. Iconcebible! ¿Cómo es posible que una señora que no ha besado a nadie y no ha tenido un orgasmo cante bien?
Y 2) La pandemia de la gripe porcina. Ya estamos en el nivel 5 sobre 6. Y los aeropuertos y las fronteras abiertas. ¿Sabe alguien en que consiste el nivel 6? Prefiero no pensarlo.
En fin, que ya me encuentro mejor. Vo ya tirar la tele por la ventana y me voy a pasar el puente en la cama, incubando mi gripe (tradicional: tos, fiebre y malestar general) tomando mis aspirinas y mi leche calentita con miel de brezo que es mano de Santo.