martes, 30 de junio de 2009

OTRO DÍA EN EL METRO

Un periódico enrollado. No tenía nada más que un periódico enrollado. Y con esos trozos de papel fue capáz de sembrar el pánico en la estación de metro.
En el vagón ya se le veía ligeramente nervioso, por no decir perturbado. Hablando sólo, y bastante alto, quizás porque pensaba que no se le oia lo suficiente, o que no llamaba la atención demasiado. Pero claro, si yo le oia alto y claro, a pesar de mi libro (Roque Altube sigue dando guerra, nunca mejor dicho) y mi música, debía estar hablando bastante alto.
En cuanto se bajó del tren, enrolló el periódico y empezó a utilizarlo como megáfono, con unas frases dignas de un Nóbel de Literatura y/o de la Paz: "Vete a tu país de mierda", y "Mirame si tienes cojones",.... En fin, todos esperábamos que se saliese del agujero, pero no, seguía nuestra misma dirección, ahora con el periódico como turuta.
Ya en el el nuevo andén se dedicó a dar sustos a los pasajeros, a un pobre chico le "turuteo" en la oreja, y dió un salto tan grande que casi se va a las vías. Y el personaje en cuestión se lo debía estar pasando pipa, y seguía dándose ánimos a si mismo.
Se sentó en un banco, lleno de orgullo, y retandonos a todos con la mirada, y con la cobardía general que nos caracteriza, nos limitamos a mantener una distancia de seguridad, de manera que él tenia un espacio vital de 2 metros a su alrededor, mientras el resto nos apiñábamos en el anden.
Cuando llegón el tren todos nos dábamos de tortas por no subir al mismo vagón que él, así que la distancia de seguridad se amplió, pero este personaje consciente de su superioridad espero a que todos hubiéramos entrado para elegir vagón (por supuesto eligió el mío).
En fin que yo me bajé en la siguiente, y allí le deje, con su recital de turuta y gritos fascistas, deleitándose a si mismo.
Por supuesto, los guardias de seguridad, que en su día casi detienen al pobre bailarín, en esa misma estación, debían estar muy ocupados (tal vez con algún niño que había corrido por los pasillos) , porque no había ni el menor rastro de ellos.
Y así transcurre otro día más en el suburbano.

lunes, 15 de junio de 2009

UY UY UY

Yo con mi libro y mis cascos. Leyendo "Verdes valles, colinas rojas". Mi querido Roque Altube en el frente ayudando a su hija, sin mirarse, sin verse, pero sintiéndose. Escuchando a Django Reinhardt tocando el banjo (yo, no Roque). Y de pronto mi cerebro se proyecta contra mi cráneo (no se si os he comentado mis dos centimetros de holgura en la cavidad craneal) y saltan las alarmas. Dos señoras agarradas a la barra de sujección, hasta con las piernas, cual bailarinas de strep-tease, un señor de mediana edad restregando su triste rostro contra el cristal (que quedo lleno de babas) y un pobre niño tirado por el suelo.
No sabía que había pasado, ya estabamos casi en la parada final y todo el mundo gritaba.
Se bajo el chofer y recogió el parachoques del autocar y lo metió en la cabina (?).
Quiso la fortuna que no fuera más que un frenazo en una rotando donde un coche se saltó el ceda. No hubo bajas, ni magullados en exceso. El autocar perdió su parachoques, y el coche se dio a la fuga. Si el autocar perdió el parachoques es que debió haber contacto, no creo que el coche se fuera ileso.
En fin, un poco de animación para despedir la semana.